El escritor colombiano Gabriel García Márquez era un
periodista común y corriente de 40 años cuando, en cuestión de semanas, se
convirtió en una celebridad en el mundo de la literatura.
El éxito y la fama llegaron a Márquez cuando su tercera
novela, que escribió en México, se publicó en 1967 bajo el sello de la casa editorial
argentina Sudamericana. El primer tiraje de 8 mil ejemplares se agotó a un par
de semanas que el libro fuera liberado para su venta y Gabriel García dejó de
ser un escritor anónimo.
Aunque Cien años de
soledad fue la cuña que impulsó al colombiano a la fama, otros cuatro
libros – en diferentes momentos de la vida del escritor- consolidaron su posición
en la esfera literaria como el creador del realismo mágico, un extraño género
entre la ficción y el rigor de una estructura narrativa lineal.
El coronel no tiene quien le escriba (1961)
Aún como corresponsal del periódico colombiano El
Espectador, Márquez se traslado a París hasta que el diario cerró y pudo
terminar de escribir una novela corta que llevaba trabajando algunos meses.
La tituló El coronel
no tiene quien le escriba, novela que relata la historia de un veterano que
todos los días visita el puerto en espera de que llegue la carta que finalmente
responderá a sus exigencias de justicia y le concederá una pensión por los años
trabajados.
Aunque la segunda novela de Márquez encontró muchas piedras en
el camino hacia la publicación, años después fue considerada una de las grandes
obras del escritor por la pulcritud de su narrativa y el trazo de los valores férreos de un hombre decaído por el paso del tiempo.
Cien años de soledad
(1967)
El éxito en ventas de esta novela consagró a Márquez como
uno de los miembros del Boom latinoamericano, junto con Vargas Llosa y Carlos
Fuentes. El libro, que se ha traducido en 39 idiomas y ha vendido 40 millones
de ejemplares, fue editado por el argentino Francisco Porrúa.
El argentino comentó en entrevista con la BBC que cuando los
originales de Cien años de soledad llegaron a sus manos sintió “que ese libro
tal como estaba escrito era la obra literaria que mucha gente estimaría durante
muchos años”.
La novela relata la historia de la familia Buendía,
Aureliano y su esposa Úrsula, quienes habitaban en el poblado de Macondo
aislados de otras civilizaciones. Una serie de circunstancias fantásticas
acompañan el desarrollo de la estirpe de esta familia, una alegoría de los
valores y temores humanos.
Relato de un náufrago
(1970)
Cuando Márquez aún era esclavo de las redacciones, el editor
de El Espectador, José Salgar, le pidió que cubriera la llegada de Luis
Alejandro Velasco, quien había sobrevivido diez días en altamar, a Colombia.
De la serie de reportajes que Márquez escribió para el
periódico del sobreviviente Velasco surgió, muchos años adelante, Relato de un náufrago, que aunque retoma
fielmente los reportajes publicados también posee un sentido literario y una
narrativa apegada a la crónica.
El libro relata la historia de un náufrago que sobrevivió
diez días en altamar, sin comer o beber, y regresó a la civilización como un
rockstar de la vida pública hasta que el furor de su hallazgo lo segregan al
ineludible rumbo del olvido.
La increíble y triste
historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1972)
Esta compilación de siete cuentos de García Márquez,
titulado como uno de los relatos publicados ahí, reveló una faceta más literaria
del escritor, ya que en cada historia se pueden encontrar los diversos estilos
narrativos del autor.
El libro, que se hizo famoso porque revela el manejo literario,
pero intenso, de Márquez en un género corto, contiene historias que giran en torno
al amor, la muerte y por supuesto la fantasía.
Noticia de un
secuestro (1996)
Si algo no podía ocultar Gabriel García Márquez era su
pasión por el periodismo. Este libro, estructurado en forma de una larga
crónica, relata los secuestros de varios personajes públicos en la vida
política de Colombia.
Este libro regresó al escrito al mundo de la
literatura con una faceta más periodística y política, pues al final se
convirtió en estandarte de movimientos sociales en su lucha por denunciar la
depreciación de la vida humana en la época del narcoterrorismo colombiano.
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